Ejercicio físico y salud mental

July-23.jpg

Todas sabemos que el ejercicio físico es bueno para nuestra salud, pero ¿sabías que está comprobado que hacer ejercicio regularmente también tiene efectos benéficos para la salud mental? En efecto, ejercitar el cuerpo puede ayudar a controlar y hasta aminorar algunas enfermedades de tipo mental, como depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, entre otras. Además de ayudar a liberarnos del estrés, el ejercicio es ideal para mejorar la memoria, favorecer un sueño nocturno profundo y, en general, para generar un mejor estado de ánimo.

Todas estas ventajas contribuyen al aumento de la energía y la resistencia, tanto física como mental. Pero, ¿por qué es así? ¿Qué tipo de ejercicio debemos practicar para lograr estos beneficios? ¿Cuánto ejercicio necesitamos hacer para obtener estos resultados?

El vínculo ejercicio físico/mejor salud mental se deriva del aumento de la circulación sanguínea que causa la propia actividad física. Un mayor flujo sanguíneo impacta positivamente las zonas del cerebro que controlan las reacciones físicas relacionadas con el estrés, la motivación, el estado de ánimo y la integración de la memoria. El ejercicio también impacta positivamente la salud mental mediante el desarrollo de la autoestima y un mejor desempeño de las funciones cognitivas o de la inteligencia.

Estudios recientes han revelado que los pacientes que siguen un régimen de ejercicio aeróbico muestran menos síntomas depresivos. Otras investigaciones han demostrado que el ejercicio y la actividad física regular pueden reducir los niveles de ansiedad. Los efectos positivos en el plano de la inteligencia pueden advertirse claramente luego de una sola sesión de ejercicio. En los adultos más jóvenes, el ejercicio físico puede aumentar las funciones cognitivas al mejorar la memoria y el tiempo de reacción, mientras que en los adultos mayores ayuda a combatir algunas enfermedades derivadas del debilitamiento cerebral, como el alzhéimer y la demencia senil.

También se ha comprobado que la actividad física ayuda a aliviar los síntomas del trastorno por estrés postraumático, sobre todo a través de ejercicios de relajación como el yoga, pero también mediante ejercicios aeróbicos, como correr y nadar, que ayudan a conciliar un sueño nocturno profundo y continuo.

Nadar, caminar, correr y andar en bicicleta son ejercicios aeróbicos ideales para mejorar la salud mental pues contribuyen al aumento del flujo sanguíneo en el sistema neurológico. Los ejercicios de estiramiento muscular, asimismo, han demostrado ser útiles para el mejoramiento de la salud mental en tanto que relajan el cuerpo y la mente, al tiempo que alivian las tensiones acumuladas.

Treinta minutos de ejercicio moderado, como una caminata rápida, tres días a la semana, es suficiente para generar estos beneficios en nuestra salud. Si tiene una agenda muy apretada, puede incluso dividir esos 30 minutos en intervalos. Si lo prefiere, dele un vistazo a las estupendas oportunidades que hay en nuestra ciudad para ejercitarse en grupo, y que van desde Entrenamiento por Intervalos de Alta Intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés) hasta los grupos de pilates y yoga que se organizan en Riverside Park como parte de los programas de Verano en el Hudson (Summer on the Hudson).

El ejercicio físico no debe sustituir de ninguna manera el tratamiento médico o terapéutico. Pero si se añade a un diagnóstico y un tratamiento apropiados, el ejercicio puede ser muy útil para el mantenimiento y el tratamiento de la salud mental. No importa cuál sea su estatus: dese un tiempo para ejercitar más y, así, ayudará a su cerebro a mantenerse sano en el corto y en el largo plazo.


por Denisse Oller